Gran parte de la comunidad católica de Corzuela se movilizó en apoyo al sacerdote Gustavo Russo que hace unos meses llegó designado a la parroquia María Auxiliadora y que por decisión del sus superiores fue trasladado a la Provincia de Buenos Aires. Al menos eso se conocía hasta el miércoles, cuando llegó a Corzuela el Monseñor Barbaro y desmintió su traslado, pero hubo gestos de duros cuestionamientos a la palabra del obispo, propios de un escándalo.
La decisión del obispado con sede en Presidencia Roque Sáenz Peña, no fue el traslado de este sacerdote a una localidad de la provincia de Buenos Aires, y ello fue sostenido categóricamente por Monseñor Nicolás Barbaro, en la tarde del miércoles en la parroquia María Muxiliadora.
Un grupo numeroso de fieles se manifestó en la noche del lunes frente a la sede parroquial en muestra de apoyo y cariño al sacerdote en cuestión, que desde su llegada impuso un estilo muy particular vinculado al Movimiento de Renovación Carismática de la Iglesia Católica, con el cual se implementaron las denominadas “misas de sanación” y otros rituales tal vez un poco atípicos para esta feligresía de esta comunidad, pero que sin embargo captó muchos adeptos. La verdad es que desde el Obispado de San Roque, se decidió el traslado del sacerdote Gustavo Russo, y sobre esto circularon varias versiones sobre supuestas acusaciones hacia su desempeño como hombre de Dios; y esto motivó esta movilización que continuó este martes con una caravana a despedirlo en la Ruta Nacional Nº 89 donde abordó el vehículo que lo trasladó desde Corzuela. Lo inusual de esto es que justamente desde una comunidad religiosa, católica, hayan tenido una actitud de cuestionamiento a la decisión clerical que justamente rige el desempeño de todos sus sacerdotes y que es claro que cada sacerdote está sometido a los votos en su orden sagrado; estos “Votos” son promesas que se hacen a Dios, y son regulados por la ley canónica de la Iglesia, y estos votos sacerdotales generalmente incluyen pobreza, castidad y obediencia. Pero en esta movilización de fieles católicos se escucharon testimonios muy fuertes de varias personas que justamente distan mucho de la buena práctica de catolicismo y quizá va mas allá, distan mucho del ser un buen cristiano. La gente debe de entender en Corzuela que tampoco se puede JUDICIALIZAR las decisiones del clero; hay cosas más importantes y más profunda en la religión y en el amor a Dios, que la presencia de uno u otro sacerdote al frente del altar guiando a la iglesia de Jesucristo.
En estas últimas semanas la prensa ha comentado vergonzosos acontecimientos, protagonizados por sacerdotes –de aquí y de allá– que aparentemente olvidaron sus votos, porque con su censurable comportamiento, han lesionado la imagen de la Iglesia y han traicionado la confianza de sus feligreses. Estas graves faltas sacerdotales, hacen muchísimo daño a la Iglesia Católica como institución, porque el quemeimportismo, la arrogancia y el desdén con que las cometen unos pocos, desacreditan a los sacerdotes en general, e inhiben a los feligreses de buscar la absolución de sus pecados por medio del sacramento de la confesión. Es imprescindible entonces destacar, que todos los sacerdotes deben ser personas integras y cabales que con su buen ejemplo inspiren el comportamiento de la comunidad. “No perjurarás, sino que cumplirás al Señor tus juramentos” (Mt 5, 33).
La decisión del obispado con sede en Presidencia Roque Sáenz Peña, no fue el traslado de este sacerdote a una localidad de la provincia de Buenos Aires, y ello fue sostenido categóricamente por Monseñor Nicolás Barbaro, en la tarde del miércoles en la parroquia María Muxiliadora.
Un grupo numeroso de fieles se manifestó en la noche del lunes frente a la sede parroquial en muestra de apoyo y cariño al sacerdote en cuestión, que desde su llegada impuso un estilo muy particular vinculado al Movimiento de Renovación Carismática de la Iglesia Católica, con el cual se implementaron las denominadas “misas de sanación” y otros rituales tal vez un poco atípicos para esta feligresía de esta comunidad, pero que sin embargo captó muchos adeptos. La verdad es que desde el Obispado de San Roque, se decidió el traslado del sacerdote Gustavo Russo, y sobre esto circularon varias versiones sobre supuestas acusaciones hacia su desempeño como hombre de Dios; y esto motivó esta movilización que continuó este martes con una caravana a despedirlo en la Ruta Nacional Nº 89 donde abordó el vehículo que lo trasladó desde Corzuela. Lo inusual de esto es que justamente desde una comunidad religiosa, católica, hayan tenido una actitud de cuestionamiento a la decisión clerical que justamente rige el desempeño de todos sus sacerdotes y que es claro que cada sacerdote está sometido a los votos en su orden sagrado; estos “Votos” son promesas que se hacen a Dios, y son regulados por la ley canónica de la Iglesia, y estos votos sacerdotales generalmente incluyen pobreza, castidad y obediencia. Pero en esta movilización de fieles católicos se escucharon testimonios muy fuertes de varias personas que justamente distan mucho de la buena práctica de catolicismo y quizá va mas allá, distan mucho del ser un buen cristiano. La gente debe de entender en Corzuela que tampoco se puede JUDICIALIZAR las decisiones del clero; hay cosas más importantes y más profunda en la religión y en el amor a Dios, que la presencia de uno u otro sacerdote al frente del altar guiando a la iglesia de Jesucristo.
En estas últimas semanas la prensa ha comentado vergonzosos acontecimientos, protagonizados por sacerdotes –de aquí y de allá– que aparentemente olvidaron sus votos, porque con su censurable comportamiento, han lesionado la imagen de la Iglesia y han traicionado la confianza de sus feligreses. Estas graves faltas sacerdotales, hacen muchísimo daño a la Iglesia Católica como institución, porque el quemeimportismo, la arrogancia y el desdén con que las cometen unos pocos, desacreditan a los sacerdotes en general, e inhiben a los feligreses de buscar la absolución de sus pecados por medio del sacramento de la confesión. Es imprescindible entonces destacar, que todos los sacerdotes deben ser personas integras y cabales que con su buen ejemplo inspiren el comportamiento de la comunidad. “No perjurarás, sino que cumplirás al Señor tus juramentos” (Mt 5, 33).
La noticia está muy buena y espero que el nuevo párroco de Corzuela sea bien recibido, el padre Alcio.
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